miércoles, 2 de diciembre de 2015

Ser adulto es

¿Cuándo me convertí en un adulto? Me di cuenta cuando cambié los tenis por zapatos, las mochilas por bolsas de mano, los dulces por maquillajes y la cartera con cartitas y dibujos por tarjetas, recibos y dinero que yo había ganado, cuando tuve que trabajar para cubrir mis necesidades y deseos; cuando compré mi primer carro; cuando obtuve mi primer trabajo titulada, cuando mi clóset de pronto cambió totalmente por ropa de vestir y tacones, cuando mi celular no paraba de sonar y el trabajo no me dejaba descansar. Cuando dejé de jugar y comencé a preocuparme por que el dinero alcanzara.

De pronto voltee atrás y vi que habían pasado 15 años cuando apenas era una niña que saltaba en las escaleras, veía caricaturas, escribía en su diario, salía con su familia al cine, hacía pijamadas con sus amigas, iba a los bailes escolares, y entraba apenas a la pubertad. Deseaba en ese tiempo tener 21 años, la edad perfecta creía yo, pues eres mayor para hacer todo lo que deseas pero eres aún muy joven y puedes disfrutarlo todo.

Muchas cosas de las que imaginé que haría para esa edad fueron verdad, ya trabajaba, me compré un auto y ya manejaba fuera de la colonia, ya estaba titulada e intentaba vivir una vida más independiente, ¡ya no temía por los permisos o por tener novio!, hacía finalmente lo que de adolescente no me dejaban. Pero en ese momento aún estás en una etapa de gran aprendizaje ¡y nunca se deja de aprender!, sigues creciendo y te vas dando cuenta de tus errores en base a tus experiencias, vas madurando.

Sin embargo el tiempo no perdona, sigue avanzando y nos quedamos a veces varados sin darnos cuenta que ya tienes casi 30 años. Para los de 50, 30 suena muy poco, muy joven, aún mucho por conocer y vivir, para los de 10, 30 suena muy grande, todo un adulto responsable, independiente, autónomo e inclusive con familia y la vida resuelta.

Pero la verdad es que cuando llegas a la edad adulta, cuando das ese salto, te das cuenta que realmente no sabes nada, no sabes como ser un adulto, no sabes qué debes o no debes hacer, pero te das cuenta que solo debes ser tú mismo y dejarte llevar. Es por eso que para todos es diferente, para unos tener 30 significa comenzar a vivir, a experimentar, conocer, aprender; para otros es ser un adulto responsable que debe mantener a su familia; para otros es una combinación de las dos anteriores.

Yo aún no cumplo 30, aun me faltan unos cuantos años, pero sé que llegarán muy pronto, así como llegaron los 26 que tengo hoy y lo que he entendido de ser adulto es que te llenas de responsabilidades, pero también tienes la libertad de elegir como deseas vivir y qué deseas hacer, entonces decidí ser un adulto joven que le gusta aún jugar y reír, hacer pijamadas, saltar y bailar, cantar y escribir. Decidí seguir siendo esa niña de 10 años, sólo con nuevos retos por superar.



jueves, 17 de septiembre de 2015

El momento de los 26

Hoy desperté y mi cuerpo era distinto, más repuestito dirían mis papás, de mi rostro salió tal vez la primer arruga y de mi cabello la primera cana, bueno tal vez no la primera, pero sí la más significativa. Desperté sabiendo cosas que antes no sabía ni entendía. Tal vez todo esto no fue de la noche a la mañana, pero el proceso a través del tiempo en un año consiguió lograr estos resultados.

Hoy desperté y ya tenía 26 años, entonces llega el momento de analizar mi vida hasta ahora, qué he logrado y que aún no. Qué ha sucedido en este año y si he hecho que valga la pena el tiempo transcurrido.

Sinceramente me siento orgullosa de mí misma. Hace dos años comencé el proceso del cambio, de la renovación, de encontrarme con Laura, de decirle quien soy verdaderamente y que no tenga miedo de ser ella misma. He avanzado mucho, he crecido mucho. He logrado vencer miedos y lo sigo haciendo. He comenzado a luchar por sueños frustrados, por esos sueños escondidos muy profundamente que a nadie decía porque yo misma me reprimía diciendo que jamás lo lograría. Hoy ya no veo nada imposible. Nunca es tarde, hubiera querido comenzar mi camino a los 15 como todo adolescente y ya tengo 26, muchos dirán que ya debería estar pensando en casarme y tener hijos pero quedé atrapada en el tiempo y apenas comienzo a vivir.

Estoy muy feliz de que después de que cumplí 22 años y comencé a no querer festejar mi cumpleaños, hoy 4 años después finalmente logré romper con esa tonta idea y decidí festejarme junto a dos amigas más, fue una gran fiesta, hubo mucha gente en mi casa como nunca, llovió horrores como en casi todos mis festejos/cumpleaños y sin embargo estaba feliz, porque la gente estaba ahí, todos estaban contentos y divirtiéndose.

Sigo teniendo a mi lado a mi familia, he creado un vínculo importante con nuevas personas, que ahora son grandes amigos míos. Todos estuvieron ahí ese día. Estuvo de nuevo un año más acompañándome mi novio, que ha ayudado a que siga siendo yo misma y que mi camino por la vida sea más sencillo y agradable.

He logrado algunos retos, otros aún están en proceso, me he puesto nuevos y aunque no todo en mi vida es perfecto, todo lo veo como pruebas que me pone la vida para poder subir un escalón más hacia el cumplimiento de nuevos sueños y metas, lo que me mantiene viva y con motivación para seguir avanzando.

Hoy estoy feliz pues me siento plena y completa, soy feliz con lo que soy y lo que tengo y de tener la oportunidad de seguir luchando por ser mejor.

¡Feliz cumpleaños a mi!


lunes, 19 de enero de 2015

Nuestro hogar, nuestro Planeta




¿Dónde están sus flores, sus plantitas, sus jardines, sus hortalizas? ¿Dónde están los bosques, las selvas, las mariposas, los pájaros y los demás animales?

El hombre de la actualidad está encerrado en un cubo oscuro donde sólo existen los empleos, los celulares, las computadoras, los televisores y videojuegos. Cada vez existen más 'gadgets' que los alejan de su realidad, ven todo a través de pantallas sin darse cuenta de que lo tienen frente a sus ojos.

Talan árboles para hacer centros comerciales y departamentos, matan animales por vanidad, poder, simplemente si les estorban en sus planes; usan materiales desechables que tardan más de 50 años en desintegrarse por el simple hecho de evitar la fatiga de limpiar, compran cosas nuevas por evitar la fatiga de reutilizar, avientan todo a la basura por evitar la fatiga de llevar las cosas a su lugar.

Nos hemos vuelto cada vez más perezosos, esclavos de la tecnología, de lo fácil, de lo contaminante. ¡Hemos logrado cosas inimaginables! Contaminar ríos, lagos y hasta mares. Derribar bosques enteros, matar hasta la extinción una raza animal, tirar tanta basura que ya no cabe en el Planeta, ignorar los problemas tan graves que hay a nuestro al rededor por estar tan ocupados viviendo nuestras vidas. ¿Acaso a eso le podemos llamar vida?

¿Cuándo fue la última vez que disfrutaste de respirar aire puro y fresco? De acariciar las hojas de un árbol, oler las flores sin  que hayan sido previamente arrancadas, de escuchar el canto de las aves por las mañanas, observar los cambios del cielo en el día, las nubes, las estrellas y la Luna; de acostarte en el césped a escuchar a la Madre Naturaleza.

No sólo es lo que le hacemos a nuestro Planeta, es lo que nos hacemos a nosotros mismos, creemos estar viviendo pero no es así, estamos demasiado contaminados y no nos hemos dado cuenta, ¡Necesitamos volver a la Naturaleza! Volver a sentir la tierra, trabajarla, amarla y cuidarla; volver a darnos el tiempo de respirar aire puro, de apagar nuestros dispositivos y voltear a nuestro al rededor y ver lo que sucede en él. Observar lo que nos queda y con lo que hemos acabado; hacer conciencia y ayudar, dar una solución. No podemos cambiar el Planeta entero, pero sí nuestro entorno y así crear un lugar mejor para vivir con salud y armonía el resto de nuestros días, dejando la mejor herencia que le podemos dejar a nuestros descendientes, nuestro Planeta.

martes, 13 de enero de 2015

LA LUNA



La luna guarda los secretos del corazón humano.
Esconde los de aquellos amores imposibles, 
de los enamorados que viven invensibles,
de los que escapan de su realidad y se resguardan en su mano.


Guarda el llanto de un amor no correspondido, 
y de quien ha perdido a un ser querido.
Calma el dolor de los que están lejos, 
de niños y viejos.


La luna observa a quien la mira con tristeza y soledad, 
a quien le llama pidiendo consuelo y paz,
a los que piden iluminación, un poco de inspiración,
y los que aguardan por una solución...